sábado, 27 de agosto de 2011

Dios te habla al oído



Recuerdo que antes que yo naciera, estaba preocupado porque no conocía el mundo al que llegaría.

Entonces le pedí a Dios instrucciones para vivir en esta tierra.

Dios acercó su Voz a mi oído y me dijo:

Sé como el sol:

Levántate temprano y no te acuestes tarde.

Sé como la luna:

Brilla en la oscuridad, pero sométete a la luz mayor.

Sé como los pájaros:

Come, canta, bebe y vuela.

Sé como las flores:

Enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces

Se como el buen perro:

Obediente, pero nada más que a su señor.

Sé como la fruta:

Bella por fuera, saludable por dentro.

Sé como el día:

Que llega y se retira sin alardes.

Sé como el oasis:

Da tu agua al sediento.

Sé como la luciérnaga:

Aunque es pequeña emite su propia luz.

Sé como el agua:

Buena y transparente.

Sé como el río:

Siempre ve hacia adelante.

Sé como Lázaro:

Levántate y anda.

Sé como José.

Cree en tus sueños.

Y por sobre todas las cosas.

Sé como el cielo:

La morada de Dios.

Señor, no permitas que me quede donde estoy. Ayúdame a llegar a donde Tú quieras.

2 comentarios:

  1. Unas instrucciones muy brillantes y positivas las que te dió Dios, desde luego que son para tener en cuenta, y para leerlas de vez en cuando para que no se nos olviden.

    Un beso.

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  2. Así es, María! Estas son instrucciones no solo para leerlas de vez en cuando, más bien diría, para leerlas y tratar de aplicarlas siempre ¿no te parece?...

    María, gracias por tu hermoso comentario, te mando un beso enorme!

    ResponderEliminar

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