Una maravilla... Con botellas de plástico.
No sólo una linda forma de cuidar el medio ambiente, sino algo maravilloso para copiar en cuanto a la creatividad.
Una familia sin poder adquisitivo, ante la adversidad, en vez de deprimirse y salir a robar o drogarse, aprovechó su ingenio para volcarlo a su favor...
¡Felicitaciones!
Construyeron una casa y todos sus muebles sólo con botellas de plástico.
La original obra de una familia se convirtió en la nueva atracción turística de Puerto Iguazú, Misiones. Todo comenzó porque no podían comprar una casita de muñecas.
No sólo una linda forma de cuidar el medio ambiente, sino algo maravilloso para copiar en cuanto a la creatividad.
Una familia sin poder adquisitivo, ante la adversidad, en vez de deprimirse y salir a robar o drogarse, aprovechó su ingenio para volcarlo a su favor...
¡Felicitaciones!
Construyeron una casa y todos sus muebles sólo con botellas de plástico.
La original obra de una familia se convirtió en la nueva atracción turística de Puerto Iguazú, Misiones. Todo comenzó porque no podían comprar una casita de muñecas.
Hace algunos años, una de sus hijas le pidió que le comprara una casita de muñecas. Sin recursos para hacerlo, le ofreció construírsela con lo que tenía a mano. Y así fue: Con botellas y cartones de cajas de leche ideó una original vivienda en la que podían entrar no sólo los juguetes sino también la pequeña y sus amigas. Ese sería el borrador de una vivienda más grande, que ahora exhiben como ejemplo ecológico y que se ha convertido en la nueva atracción turística de Puerto Iguazú, en Misiones.
Pablo Argañaraz, un tucumano que visitó el lugar, relató a LA GACETA que todo, incluidos los muebles, está construido con envases de Coca Cola de 2 litros. "Lo primero que hicieron fue un árbol de Navidad, que aún se exhibe en la puerta. El método es simple: Con el plástico construyen bloques similares a ladrillos, que son muy resistentes" , expresó.
Las paredes, el techo (recubierto por adentro con cartón de tetrabrik para aumentar su vida útil), el piso y la escalera fueron sólo el comienzo. Pronto, toda la familia comenzó a trabajar en sillones, camas, repisas, mesitas para el living y hasta en un inédito calefón. Más tarde, sobrevinieron los detalles y los agregados: Con latas de gaseosas fabricaron floreros, cacerolas, pavas, palilleros y paneras, entre otras cosas, y con las tapitas de las botellas "cosieron" las cortinas.
¿Lo más novedoso?... Un inodoro que alguien tiró a la basura y que los originales arquitectos rescataron para convertirlo en maceta. Las ventanas, hechas con cajas de compact discs, también llaman la atención. Para agrado de muchos turistas, muchas de esas creaciones se venden en el lugar.
Argañaraz indicó que la entrada a la casa cuesta $ 5 y que la misma familia que construye todo oficia de guía. "Calculó que, sólo la casa, está hecha con 5.000 envases. Es llamativo cómo los objetos que a nosotros pueden parecernos simple basura son adoptados por ellos para crear una versión innovadora y ecológica de otra cosa", se maravilló.
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