jueves, 3 de abril de 2008

El Cirujano Clandestino Dr. Hamilton Naki.


Hombre de un ahínco inconmensurable, humilde de carácter, sufrió uno de los peores vejámenes que puede padecer persona alguna... "atentaron contra su dignidad humana"... pero ésto no le importó, siguió adelante, sin desmayo, es como que lo fortalecía más y cada día con mayor empeño, continuó con su tarea de aprender... ayudado por su gran curiosidad, para luego transmitir estos conocimientos con mucho amor a miles de futuros cirujanos "blancos"...

La muerte de Hamilton Naki, condenado durante casi cuatro décadas al anonimato por su condición de negro, nos recuerda uno de los episodios más vergonzosos de la medicina moderna.

Hamilton Naki, un sudafricano negro de 78 años, murió a finales de mayo de 2005, precisamente el día 29. La noticia no figuró en los diarios, pero la historia de él, es una de las más extraordinarias del siglo XX.

El cine lo bautizó como "El cirujano clandestino". "Naki era un gran cirujano".

Fue él quien retiró del cuerpo de la dadora el corazón para ser transplantado en el pecho de Louis Washkanky en 1967, en la ciudad del Cabo, en África del Sur, en la primera operación de transplante cardíaco humano con buen resultado.

..."El 2 de diciembre de 1967, Denise Darvaald, una joven blanca atropellada al cruzar una calle, fue trasladada con urgencia al Groote Schuurhospital (El Cabo), donde se le diagnosticó muerte cerebral, aunque su corazón seguía latiendo.

En otra cama del mismo hospital, Louis Washkansky, un tendero de 52 años, agotaba sus últimas esperanzas de vivir. Entonces, el Doctor Barnard decidió intentar el trasplante. En una épica intervención de 48 horas, los dos equipos lograron extraer el corazón de la joven e implantarlo en el cuerpo de Washkansky. Los asistentes recuerdan la delicadeza con la que Naki limpió el órgano de todo rastro de sangre antes de que Barnard volviese a hacerlo latir en el pecho del hombre"...

Es un trabajo delicadísimo. El corazón donado tiene que ser retirado y preservado con el máximo cuidado.

Pero... ¿qué hacía Hamilton Naki, un ciudadano de segunda, que había abandonado los estudios a los 14 años por necesidad, en medio de una de las operaciones más destacadas del siglo?.

Quizás las palabras del célebre Christiaan Neethling Barnard, poco antes de su muerte, lo resuman:.

"Tenía mayor pericia técnica de la que yo tuve nunca. Es uno de los mayores investigadores de todos los tiempos en el campo de los trasplantes, y habría llegado muy lejos si los condicionantes sociales se lo hubieran permitido".

Naki era tal vez el segundo hombre más importante del equipo que hizo el primer transplante cardíaco de la historia. Pero no podía aparecer porque era negro en el país del apartheid.

El cirujano-jefe del grupo, el blanco Christiaan Barnad, se transformó en una celebridad instantánea.

Pero Hamilton Naki no podía salir en las fotografías del equipo. Cuando apareció en una, por descuido, el hospital informó que era un empleado del servicio de limpieza.

Naki usaba chaleco y máscara, pero jamás estudió medicina o cirugía. Había abandonado la escuela a los 14 años. Era jardinero en la Escuela de Medicina de la Ciudad del Cabo.

Pero aprendía de prisa y era curioso. Cambió e hizo toda la clínica quirúrgica de la escuela, donde los médicos blancos practicaban las técnicas de transplantes en perros y cerdos.

Comenzó limpiando los chiqueros. Aprendió cirugía presenciando experiencias con animales. Se transformó en un cirujano excepcional, a tal punto que Barnard lo requirió para su equipo.

Era un quiebre para las leyes sudafricanas. Naki, negro, no podía operar pacientes ni tocar sangre de blancos.

Pero el hospital hizo una excepción para él. Se transformó en un cirujano... "pero clandestino".

Era el mejor. Daba clases a los estudiantes blancos, pero ganaba salario de técnico de laboratorio, el máximo que el hospital podía pagar a un negro.

Vivía en una barraca sin luz eléctrica ni agua corriente, en un gueto de la periferia.

Hamilton Naki enseñó cirugía casi 40 años y se retiró con una pensión de jardinero, de 275 dólares por mes.

Pero eso no le importó. El siguió estudiando y dando lo mejor de sí, pese a su discriminación.

Después que el apartheid acabó, ganó una condecoración y un diploma de médico honoris causa.

"Ahora puedo alegrarme de que todo se sepa. Se ha encendido la luz y ya no hay oscuridad", dijo éste héroe clandestino al recibir en 2002 la orden de Mapungubwe, uno de los mayores honores de su país, por su contribución a la ciencia médica.

Nunca reclamó por las injusticias que sufrió en su vida entera.

Pese a su clandestinidad y discriminación, jamás dejó de dar lo mejor de sí:.

"Su pasión por ayudar a vivir".

7 comentarios:

  1. Tremendo, a veces no entiendo a los seres humanos.
    Un relato doloroso, triste y final.


    Te abrazo.


    MaLena.

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  2. Un relato indignante para mì, en los actos de los hombres y su estùpido orgullo, pero a la vez una escuela de bondad ,dedicaciòn y servicio por parte del DR.Naki.

    te dejo mis cariñosos saludos y gracias por la lecciòn.
    JP. ;)

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  3. juan pedris....que trizte que todavia en este mundo haya ese tipo de discriminaciones raciales...eso me pudre y muchas veces prefiero no pensar en esa cosas...porque irradia bronca..
    pero este cirujano es un ejemplo mas...de que existe gente que puede... que es limpia...que el deceo del saber los supera....lo resumiria mas...todavia hay seres que son gente...de la verdadera...
    un beso juan pedris...!!! :)

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  4. Querido amigo, me ha encantado esta historia, tan emotiva como verídica.
    Conozco bien el inhumano comportamiento del hombre blanco en Sudáfrica, y la imposición del aparheid, algo totalmente vergonzoso e incomprensible.
    Es un maravilloso ejemplo de humildad y entrega, la actitud de este cirujano clandestino, nos ayuda a seguir creyendo en el ser humano.

    Gracias Juan Pedro por compartirlo:)

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  5. Me ha encantado y emocionado conocer esta historia. Jamás entenderé esa discriminación hacia otras personas por el color de su piel o de su raza y es horrible hasta dónde puede llegar la irracionalidad de las personas.
    Lo mejor, la extraordinaria humildad de este doctor que sin título, demostró su gran superioridad sobre los que lo despreciaban. Una pena que su vida no haya llegado a todo el mundo.
    Abrazos.

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  6. Saludos. Me da gusto que existan hombres asi todavia. Vengo a agradecer las bellas palabras que dejaste en mi blog, siempre seras bienvenido. De igual manera andare por aqui. Cuidate mucho. Te dejo un fuerte abrazo a la distancia.

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