No se trata de una quimera. Esto no es ilusión. Sé que no me ves, pero puedes sentirme. Confía en tu intuición. Te hablo, dulcemente, desde lo más profundo de tu propio corazón, que también es el mío y el de todos. Somos Uno en el amor. Vine para que despegues de la locura mundana y sanes tu cuerpo a través de la luz. Vivenciarás un paseo alquímico. Vamos a caminar tierra adentro, rumbo al mundo interior.
No hace falta que lo menciones. Sé que puedes volar, pero tus alas están maltrechas habida cuenta del empeño y compromiso en tu bella labor de ayudar a humanizar, por eso te pido que caminemos. Este es el verdadero mundo. Siente. A cada paso nos volvemos más livianos y relumbrantes. Nuestras energías se renuevan en la abundancia sutil de esta dimensión hogareña, que nos hace vibrar en armonía.
¿Te sorprende escuchar esos sonidos cristalinos de ballenas y delfines? Lo que vemos fuera es sólo un pálido reflejo de este majestuoso reino interno. Desde aquí proviene el aroma de las flores, los colores de los pájaros, la alegría refrescante de la risa y todo lo que nos hace sentir realmente vivos. Inhala la paz de esta
frecuencia sanadora. Te permitirá bailar y celebrar, incluso en medio del caos.
Siempre que cierres tus ojos, siguiendo el rastro de la pureza, desembocarás en este espacio de luz y tranquilidad, que te ayudará a recordar que somos una misma energía expresándose de modos diferentes. ¿Acaso no tienes la sensación de que es tu propia voz la que te habla en este mensaje? Somos Uno, de ahí que podamos sentirnos
de esta manera indivisible.
Mira tus alas! ¿Ves lo que hace el amor? ¿Imaginaste que podías volver a tenerlas tan firmes y relucientes? Esta es la alquimia suprema del corazón. Ahora puedes volar aún con más brío, desplegando tu infinita gracia. Nunca olvides este camino de regreso al Hogar. Siempre que tu ánimo decline y necesites redescubrir la verdadera fuerza que te guía, dile al espíritu que te lleve tierra adentro... rumbo al mundo interior.
No hace falta que lo menciones. Sé que puedes volar, pero tus alas están maltrechas habida cuenta del empeño y compromiso en tu bella labor de ayudar a humanizar, por eso te pido que caminemos. Este es el verdadero mundo. Siente. A cada paso nos volvemos más livianos y relumbrantes. Nuestras energías se renuevan en la abundancia sutil de esta dimensión hogareña, que nos hace vibrar en armonía.
¿Te sorprende escuchar esos sonidos cristalinos de ballenas y delfines? Lo que vemos fuera es sólo un pálido reflejo de este majestuoso reino interno. Desde aquí proviene el aroma de las flores, los colores de los pájaros, la alegría refrescante de la risa y todo lo que nos hace sentir realmente vivos. Inhala la paz de esta
frecuencia sanadora. Te permitirá bailar y celebrar, incluso en medio del caos.
Siempre que cierres tus ojos, siguiendo el rastro de la pureza, desembocarás en este espacio de luz y tranquilidad, que te ayudará a recordar que somos una misma energía expresándose de modos diferentes. ¿Acaso no tienes la sensación de que es tu propia voz la que te habla en este mensaje? Somos Uno, de ahí que podamos sentirnos
de esta manera indivisible.
Mira tus alas! ¿Ves lo que hace el amor? ¿Imaginaste que podías volver a tenerlas tan firmes y relucientes? Esta es la alquimia suprema del corazón. Ahora puedes volar aún con más brío, desplegando tu infinita gracia. Nunca olvides este camino de regreso al Hogar. Siempre que tu ánimo decline y necesites redescubrir la verdadera fuerza que te guía, dile al espíritu que te lleve tierra adentro... rumbo al mundo interior.
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